Villa romana, sauna, horno de cremación, templarios y ritos iniciáticos; los petroglifos, el agua, la piedra y los árboles; la leyenda, la tradición y la historia. La creencia religiosa sitúa en el castro de Armeá y en su contorno el martirio de santa Mariña en el siglo II. El lugar estuvo habitado desde época pre-romana y durante la romanización, y posiblemente funcionaba como espacio de culto pre-cristiano.
La memoria del lugar del enterramiento de la mártir se perdió con el paso del tiempo y la inestabilidad de la época. Las primeras noticias del levantamiento de una capilla son del siglo IX, durante el reinado de Alfonso II, quien la mandó construir para proteger las reliquias y establecer un lugar de culto donde en aquel momento estaba asentado un núcleo de población. La iglesia actual fue comenzada en el siglo XII por los coengos regulares de san Agustín en románico tardío. Es de planta basilical con tres naves que rematan en tres ábsides semicirculares visibles al exterior. La fachada, con apariencia de fortaleza, está dividida en tres calles que se corresponden con cada una de las naves. Tanto la portada como los ábsides están decorados con rosetones que le dan luz al templo.